La sequía pasa factura al campo
Y ello conlleva la amenaza de subir más el precio de los alimentos
Junto a Italia y Francia, España es uno de los países más sensibles a la inflación debida al cambio climático, con especial incidencia en los alimentos, que ya han subido más de un 16,5 % respecto al año pasado.
Tras los agricultores, los ganaderos son los primeros en notar el impacto de esa norma básica de la economía que dice que si la producción es escasa, el precio del producto aumenta. Con unas pérdidas que pueden llegar al 100% en los campos de secano, no habrá forraje ni alfalfa para alimentar al ganado.
La sequía afecta gravemente al 60% del campo español y produce pérdidas irreversibles
La falta de agua está asfixiando ya al 60% del campo español y produce pérdidas irreversibles en más 3,5 millones de hectáreas de cereales de secano, según un informe de los servicios técnicos de COAG, que revela que se dan por prácticamente por pérdidas las cosechas de trigos y cebadas en Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia y en las zonas más áridas de Aragón, Cataluña y Castilla y León.
En cultivos leñosos, como frutos secos o viñedos de secano, ya están experimentando problemas en la brotación. En olivar, la situación puede complicarse si no hay precipitaciones en las próximas semanas.
En el regadío también preocupan las restricciones en la dotación de agua, que mermarán con toda seguridad las siembras de verano y harán que muchos agricultores opten por reducir la superficie de maíz, girasol, arroz y algodón.
Por su parte, la ganadería extensiva, principalmente la cabaña ovina, es otra gran perjudicada por la sequía. Si no llueve no hay pastos para poder alimentar a las ovejas y esto obliga a que los ganaderos tengan que recurrir a la compra de pienso y forraje para mantener a sus animales.
Una situación muy similar es la que atraviesan los apicultores. La falta de vegetación y floración en los montes impide que las abejas puedan alimentarse y producir miel. Y con esta, sería la tercera campaña sin cosecha para estos profesionales.
Las pérdidas se triplican en los cultivos por las sequías
Los cambios en el clima disminuyen la producción agraria, que es clave desde el punto de vista económico y social.
La Unión Europea es uno de los mayores productores y exportadores de alimentos del mundo.
Ante un escenario de demanda creciente de alimentos, debido al incremento de la población mundial, la principal amenaza no es la falta de demanda sino la incapacidad de hacerle frente por culpa de la crisis climática.
Un estudio publicado recientemente muestra que las pérdidas por sequías y olas de calor en los cultivos de cereal se han triplicado en Europa en los últimos 50 años. Estiman que, en las regiones mediterráneas, los rendimientos han caído un 6,9% en este periodo de tiempo.
Impacto
El calentamiento global ha reducido la producción de cereales en un 7%.
Los cereales, un producto básico que ocupa casi el 65% de la superficie de cultivo de la UE y que se utiliza principalmente para la alimentación animal, es el cultivo más afectado.
Tampoco se salvan los cultivos leñosos (árboles frutales, viña, olivos…). Las floraciones más tempranas a causa de unos inviernos más suaves exponen a los frutos a posibles heladas, mientras que las elevadas temperaturas afectan a la maduración de la fruta y, por tanto, a su calidad. La agricultura de secano, que representa el porcentaje más importante del suelo agrícola español, es la que presenta más riesgo.
Las proyecciones son inciertas, dependen de muchos factores, pero la temperatura va claramente en aumento y las precipitaciones, a la baja. Se prevee también que el periodo de granizo tienda a expandirse.
Esta pérdida de producción agraria afecta directamente al sector ganadero, al ser los cultivos de cereal y los pastos su principal fuente de alimentación.
Por otro lado, los animales sufren mucho el estrés por calor y que las olas de calor tienen como consecuencia una mayor mortalidad.
Este escenario agrario y ganadero preocupa y mucho por los problemas de seguridad alimentaria que puede comportar, lo que acarreará más pobreza y más desigualdad.
Algunas de las estrategias que está siguiendo el sector agrario, para combatir de alguna manera el cambio climático, son el cambio a variedades más resistentes a la sequía, cambios de ubicaciones de los cultivos hacia zonas más frescas o mejoras en eficiencia en el uso del agua.
El tiempo (el del reloj y el atmosférico) apremia: los cerezos de Kioto han registrado la floración más temprana de los últimos 1.200 años.
También afecta el norte de Europa
La agricultura y la ganadería son actividades económicas que dependen especialmente de la meteorología y quienes se dedican a ello saben que ésta es cambiante. Pero nadie estaba preparado para hacer frente a cambios tan bruscos como los que se están registrando este verano en el norte de Europa, tan al norte como en la propia Laponia.
La Comisión Europea anunció que agricultores y ganaderos podrán recibir por adelantado parte de los fondos agrícolas que reciben de la UE para hacer frente a los efectos de la prolongada sequía que afecta a varios Estados miembros. En concreto, podrán obtener hasta el 70% de los pagos directos y el 85% de los pagos del programa de desarrollo rural –ambos son parte de la Política Agraria Común (PAC)– a mediados de octubre, en lugar de esperar hasta el final de diciembre, con el fin de mejorar su situación financiera.
Además, la Comisión concederá más flexibilidad en las normas para que los ganaderos puedan alimentar a los animales en tierras que normalmente no podrían utilizarse para la producción de pasto.
Las prolongadas situaciones de sequía que sufren varios países de la Unión están teniendo un impacto significativo en las producciones de forraje y en la alimentación del ganado, lo que puede afectar tanto al bienestar animal como a los ingresos de los ganaderos si hay escasez de forraje más adelante.
El comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, dijo estar «preocupado» por la situación y alentó a los gobiernos a estudiar «todas las opciones posibles» que da la legislación comunitaria y la PAC, que, como recordó, «ya proporciona una red de seguridad para los agricultores europeos que tienen que enfrentarse a eventos impredecibles». Entre otras cosas, las normas permiten que los Estados cubran con ayudas públicas hasta el 80% de los daños causados por la sequía, lo que cubre también ayudas para la compra de pastos.
También pueden compensar los daños sin notificarlo a los servicios europeos a través de las llamadas ayudas de minimis, que permiten conceder hasta 15.000 euros por agricultor durante un periodo de tres años.
La Comisión está en contacto con los Estados miembros para que el 31 de agosto actualicen las informaciones sobre el impacto real de la sequía en sus agricultores durante la primavera y el verano de este año.
Miles de millones
Lo que resulta más noticioso es que las zonas más afectadas por la sequía en estos momentos están en los Estados del centro y norte del continente, como Alemania o Suecia, mientras que otras como la península Ibérica recibieron más lluvia de lo habitual durante la primavera.
Girasoles marchitos, campos de trigo quemados, tallos de maíz raquíticos… son paisajes que se pueden observar en el norte de Alemania, donde la sequía asfixia a los campesinos. «Esperamos pérdidas de miles de millones. El Gobierno debe declarar el estado de emergencia para que los agricultores de las zonas más duramente afectadas puedan recibir ayudas», reclama el presidente de la Asociación de Agricultores de Alemania.
Solo para el cereal, la pérdida se estima en 8 millones de toneladas, es decir, que dejarán de ganar 1.400 millones de euros.
Hasta 31°C en las zonas altas de pastoreo de renos cerca del Cabo Norte.
Aunque en Noruega no se habla de sequía, el impacto de la anomalía meteorológica también está teniendo repercusiones en el medio agroganadero.
Consecuencia de las altas temperaturas registradas en el extremo norte de Escandinavia, las autoridades noruegas han instado a los automovilistas a redoblar la vigilancia ante la presencia de ganado en los túneles de carretera.
Aunque el fenómeno no es nuevo, este año está particularmente de actualidad debido a la subida del mercurio.
Se han registrado varios récords en las zonas más septentrionales del país, como los 31,2° alcanzados en el condado de Finnmark, zona de pasto para los renos, situada bastante más al norte del círculo polar ártico.
Las explotaciones de ganadería extensivas y semiextensivas se enfrentan a pérdidas millonarias debido a la sequía
Hace falta que llueva pero las predicciones a corto plazo no muestran la llegada de ninguna borrasca, sino todo lo contrario, sol y subida de temperaturas, lo que va a seguir agravando la situación de sequía que está viviendo nuestro país. Una situación ciertamente alarmante y que, entre otros, afecta a la ganadería de extensivo y semiextensiva, las cuales se enfrentan a pérdidas millonarias.
La ausencia de lluvias provoca la falta de pastos, lo que obligará al ganadero a tener que comprar pienso y forraje para poder suplir esta falta de alimento para los animales. Esta situación va a suponer un considerable aumento del coste de la alimentación animal para la ganadería extensiva, tal como ya advierten desde las diferentes organizaciones agrarias.
Preocupa la falta de agua y los incendios
“Los pastos están secos y los ganaderos tendrán no sólo que buscar agua para que beba el ganado, sino también deberán recurrir a la compra de piensos con el incremento de costes que ello conlleva”, señalan desde los sindicatos agrarios.
“Es ya seguro que no habrá suficiente pasto disponible y que las pérdidas para los ganaderos serán millonarias, pues tendrán que adquirir más piensos, que además siguen a precios muy altos, y llevar cisternas a sus animales para que puedan beber”, aseguran.
Esta situación creará unas pérdidas de producción bruta de, al menos, el 25 % de la producción, y pide que se adopten medidas urgentes como por ejemplo una ayuda directa por los costes adicionales de la alimentación a consecuencia de la sequía y también una autorización de oficio para permitir pasturar en parcelas sin afectar a la condicionalidad ni a las ayudas PAC.
Tal y como apuntan desde sindicatos agrarios “aunque los precios de los cereales han descendido en los puertos, no ha sido así para los precios de los piensos, una situación anómala de la que únicamente sale desfavorecido el productor“.
“Esta es la realidad del sector”, ha asegurado estos colectivos, y piden al conjunto de la cadena alimentaria, en especial a la transformación y la distribución, “que tengan en cuenta la alarmante situación de los productores”, advirtiendo que “si desaparece el primer eslabón, tampoco se mantendrá intacto el resto de la cadena”.
Además, advierten que también hay preocupación en el sector por las olas de incendios “que ya están afectando a zonas de pastoreo del ganado y que si la climatología sigue así puede llevarnos a una situación dantesca donde el ganado sea un afectado de primer orden”.
¿Y en el sector agrario?
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